Entradas

Mostrando entradas de junio, 2014

LA ESPERA

Esta extraña sensación que siento cada vez que pasas de vez en cuando  y de cuando en vez  por este mismo jardín te observo a lo lejos y me dan unas ganas de descifrarte, de conocerte, de explorarte, de hablarte. A veces pasas tan cerca, y aunque ya sé tu nombre y te quiero llamar me invade el pánico y ¡no! no puedo, tu nombre se queda ahogado, allí en la boca del estomago, no sube el aire no sale,  no alcanza a llegar a mi garganta, ¿y sí algún día logro decirlo? Me encanta verte a lo lejos y averiguar sin que lo sepas ¿qué haces? ¿qué te gusta? ¿Por qué vienes a este parque? me he vuelto  una espía por tu culpa. Pasan los días y no te veo, pasan los meses y no te veo, Pero tengo la seguridad de que algún día volverás, y mi espera no es en vano,  porque cuando menos lo espero acierto y regresas,  sé que vendrás, lo sé porque a ti al igual que a mi te encanta este parque. elinanda

CLEOPATRA (cuento)

El hecho de ser la única mujer entre seis hermanos me había mantenido siempre en un casillero especial de la familia. Mis hermanos me tenían (todavía me tienen) afecto, pero se ponían bastante pesados cuando me hacían bromas sobre la insularidad de mi condición femenina. Entre ellos se intercambiaban chistes, de los que por lo común yo era destinataria, pero pronto se arrepentían, especialmente cuando yo me echaba a llorar, impotente, y me acariciaban o me besaban o me decían: Pero, Mercedes, ¿nunca aprenderás a no tomarnos en serio? Mis hermanos tenían muchos amigos, entre ellos Dionisio y Juanjo, que eran simpáticos y me trataban con cariño, como si yo fuese una hermana menor. Pero también estaba Renato, que me molestaba todo lo que podía, pero sin llegar nunca al arrepentimiento final de mis hermanos. Yo lo odiaba, sin ningún descuento, y tenía conciencia de que mi odio era correspondido. Cuando me convertí en una muchacha, mis padres me dejaban ir a fiestas y bailes, pero siem